Testimonio

Con la gloria en las manos.
…el indocumentado mexicano, ganador de la OTI’84, en los Estados Unidos.…
Lo conocí, el 21 de julio del año, 2000. En ese tiempo yo había llegado a Acapulco, México y me instalé en la casa de un amigo, del cual Alberto, era compadre y peón, en Llano Largo. Allí, comenzamos a trabajar juntos, pelando pollos. Al principio tuve una mala impresión de él, porque teníamos que empezar la faena a las tres de la mañana y Alberto se incorporaba a las seis cuando ya habíamos terminado. Siempre venía soñoliento y sin ganas de trabajar. Encima de la casa en que vivíamos, había una pozolería (bar- restaurante), propiedad del patrón. Un jueves por la tarde (jueves-pozolero) yo subía por una escalera caracol para ir a comer y una canción, Señora mi madre… me llamó poderosamente la atención, por su belleza. Aceleré los pasos y cuando llegué arriba, todos los comensales estaban de pie, aplaudiendo al cantante Alberto Ruíz. La sorpresa no fue esa, sino cuando dijo: - Quiero que esos aplausos se los den a mi amigo el cubano, que está ahí y acaba de llegar de un bonito país, Cubaaa, porque yo sé lo que es vivir fuera de mi país… además yo fui el ganador de la OTI, gracias a los aplausos de los cubanos allá en Miami…. Yo no podía creer lo que estaba oyendo, no me imaginaba a aquel chaparrito prieto, pelador de pollos, con guaraches y playera de futbolista, con la raya al centro y el corte a media oreja de los ochenta como únicos testigos de la época, ganador del festival de la canción en los Estados Unidos. Terminamos compartiendo una habitación. El cantaba todas las noches en restaurantes y clubes y cuando regresaba de madrugada, bajo el fuerte olor del tequila, yo me levantaba para ir a pelar pollos. Casi no coincidíamos, pero en algunos fines de semana yo lo acompañaba por los bares y restaurantes de Acapulco. Un día que el descansaba, desde su cama comenzó a hacerme la historia de cómo después de múltiples intentos pasó la frontera hacia los Estados Unidos, guiado por polleros. De cómo salió de Cayaco, su barrio natal y fue a dar a Miami, siendo un indocumentado. Desde niño, le gustó cantar y tocar la guitarra, por eso cada vez que coincidíamos me decía con la voz quebrada: …- cubanito, estas manos tocaron la gloria, no se hicieron para pelar pollo, son las manos de un artista. Los demás peladores de pollos se burlaban de él, aunque en el fondo lo respetaban, más cuando lo veían cantar en la pozolería y él, les mandaba a llenar las mesas de cerveza. Ya la historia de la OTI, le estaba cayendo mal a muchas de sus amistades porque cuando Alberto se emborrachaba, la repetía mucho y hasta le huían. Nunca mostraba nada y sólo hablaba de un video que nadie había visto. Había perdido toda credibilidad. Y las borracheras se hicieron más frecuentes y la voz se le iba afectando, hasta el punto que su patrón lo dejó de contratar porque ya no cantaba, hacia ruido. Ese patrón ya no era su amigo, ni siquiera lo veía como compadre. Lo quería como peón, como pelador de pollo. Cuando Alberto, regresó de Los Estados Unidos, a ese patrón, lo hizo padrino de su único hijo y le entregó diecisiete mil dólares (ciento setenta mil pesos mexicanos de la época.) para que se los guardara. Un día Alberto le pidió el dinero delante de mí, y el repugnante tipo, le dijo con una sonrisa en la cara, que los ratones se lo habían comido. Alberto no hizo nada por recuperar el dinero, ni siquiera se molestó. Con cierta humildad, solo le pidió estar unos días más en la casa, hasta que consiguiera un apartamento. Un día estaba yo viviendo en otra colonia y Alberto, se me apareció en short, guaraches y playera de futbol y traía un paquete debajo del brazo, era la famosa cinta de video de la OTI. Alberto siempre contaba que nunca fue tenido en cuenta por Raúl Velazco, el famoso conductor de Televisa, que con solo mover un dedo convertía a cualquier mediocre en un artista famoso. Con orgullo repetía que había compartido escenarios con Nelson Need, Yuri, Mijares, Roberto Carlos, Napoleón, Braulio, José José y Don Francisco entre otros, por lo que cada vez se hacía más difícil creer sus historias. Alberto estaba atrapado en su pasado.…y ahora con ustedes Alberto Ruíz, representando la canción, señora mi madre… el ganador que representará a Los Estados Unidos de América, en el Festival de la OTI… Alberto Ruíz…Las lágrimas se me salían al ver a un Alberto, joven, elegantemente vestido, entonando la canción Señora mi madre… y luego verlo caer de rodillas sobre el piso, con los brazos abiertos y mirando hacia el techo del auditórium, en busca de la gloria, con el público casi de cubanos, lanzándole ramos de flores y las mujeres subiéndose al escenario para abrazar a Alberto, al ruiseñor de Acapulco, todo era conmovedor. Los guardias de seguridad, encima del escenario, protegiendo la integridad del artista, ante la avalancha de jóvenes eufóricas que lo asediaban. Alberto era la estrella. Alberto irradiaba luz propia. Todo el mundo quería tocarlo. Los grandes conductores de programas lo felicitaban, incluso los más afamados promotores musicales. Alberto nunca había mentido, nunca había exagerado. Las entrevistas llovían de un lugar a otro. Alberto, seguía protegido por los guardias de seguridad. El premio era de treinta mil dólares. Ya Alberto, no era indocumentado, se trasladaba por todo Miami, en limosinas. Y a medida que los periódicos lo envolvían en sus noticias, más contratos le llovían. Ya Alberto, tenía representante, Alberto compartía el escenario con las figuras, que nadie le creía. Alberto tocó la gloria con sus manos. Un día, con una mochila en el hombro salió de Cayaco, su barrio natal de Acapulco y fue a dar a Tijuana, después de varios intentos cruzó ilegalmente la frontera. Lo primero que consiguió en los Estados Unidos, fue una guitarra. Una vez, un hombre lo escuchó cantar. El hombre tenía grandes relaciones y buena influencia en la farándula y le prometió y lo llevó al certamen de la OTI. Alberto fue subiendo poco a poco, librando los jurados y ascendiendo…siempre con el temor de ser descubierto como indocumentado. Alberto se hospedaba en los hoteles más lujosos de Miami y hasta allá llegaban las mujeres ricas haciéndole proposiciones, pero Alberto era el ruiseñor de Acapulco y había echado vuelo. Las cadenas televisivas lo entrevistaban, la radio queriéndolo tener detrás de los micrófonos y los periódicos dejando testimonios del triunfo. Hoy después de diez anos de conocerlo y viviendo aquí en Miami, busco su nombre en internet, en todos los record de la historia de los festivales de la OTI, busco y rebusco a mi amigo Alberto. Yuri, Mijares, Napoleón y otros aparecen en varias páginas, Alberto no, no está en ninguna. Al fin, casi al desistir de buscarlo, lo encuentro en Wikipedia, en la historia de los Estados Unidos, en los festivales de la OTI. Sólo encuentro el año 1984, el nombre y Señora mi madre, alguien se ha tomado la molestia de pedir más datos sobre Alberto Ruiz y nadie ha aportado nada. Alberto estaba en la gloria, mujeres, dinero, manejaba chequeras, tenía trajes de todos los tipos y colores, auto del año, y le gustaba moverse en limosina. Alberto tenía contratos y tenía un representante…. Su representante fue citado por la DEA y cayó preso. Le hicieron varios registros y en una de sus agendas apareció el nombre de Alberto Ruiz. Solo eso bastó para que el ruiseñor cayera en la jaula. Conocí a Alberto por más de siete años, lo vi tocar fondo y nunca fumó nada raro, lo único que fumaba de vez en cuando era un cigarro marlboro, a pesar de estar rodeado por peladores de pollos marihuanos, cocaínos, piedreros, cristaleros y cuanta droga existía. Conocí a un Alberto noble e intachable, bohemio, de bar en bar con su guitarra al hombro sin nunca haberse dejado arrastrar por las drogas. Los “grandes” continúan fumando, consumiendo todos los tipos de drogas y confesándolo a todos los medios habidos y por haber y a pesar de eso, continúan siendo grandes en la gloria, en las alfombras y en las limosinas. El chaparrito, no. Le tocó pertenecer a otra época. Allí, en la cárcel vio írsele la gloria de las manos, como mismo la tomó. Cuando cumplió el año de estar preso, ya nadie lo recordaba, ni siquiera los periódicos, la tv, la radio, nada ni nadie. Volvió a ser un indocumentado. Y regresó a México, a Acapulco, a su querido Cayaco, con una guitarra y diecisiete mil dólares en los bolsillos, los cuales fueron comidos por la sonrisa de una rata.

Glosario.

Acapulco: Municipio del Estado de Guerrero, situado en la costa del suroeste mexicano y uno de los balnearios más bellos de las costas mexicanas.
Cayaco: Colonia perteneciente a Acapulco.
Chaparrito: m. Diminutivo de Chaparro, persona de baja estatura.
Guarache: m. Tipo de sandalia o chancletas, independientemente del material con que están hechos.
Guerrero: Uno de los Estados menos desarrollados, junto a Chiapas y Oaxaca, de la federación mexicana, ubicados al extremo sur.
Llano Largo: Colonia de Acapulco.
Playera: f. Camisa o pulóver.
Pollero: m. Dueño de una pollería ya sea en la cría o matanzas de pollos. También se le dice a la persona que se dedica al tráfico de personas, conocido además como coyote.
Pozole: Guiso típico mexicano surgido en el Estado de Guerrero, al cual pertenece Acapulco. El pozole se elabora con un grano de maíz de tamaño grande llamado nixtamal. Dicho maíz se hierve en forma de caldo. Conozco tres tipos de pozole: El verde, el blanco y el rojo. El pozole blanco es el que se hace con carne de pollo, el verde, con carne de puerco o marrano y el rojo, lo determina el tipo de chile. Una vez que el caldo esta hecho, uno determina el tipo de carne. Se le agrega cebolla cruda bien picadita, orégano y chile rojo en polvo, todo al gusto y va acompañado de aguacate, chalupitas con tinga o tacos dorados. El lugar donde se vende el pozole se llama pozolería.
Tequila: m. Quizás la bebida alcohólica mas representativa de México. Existe una inmensa variedad de tequila. El tequila se obtiene de la destilación y fermentación del maguey.