Poesía


http://grandespoemascontemporaneos.blogspot.com/2009/09/equidistante-ivo-basterrechea-cubano.html el 25 de septiembre del 2009.


Abstracto.

Noches que transgreden,
el susurro y abanican el silencio
que hiere la imagen
de lo amado,
que retuerce el sentido,
de sueños quebrados
y esparcidos por el silencio,
sueños rotos, sin matices,
ansiedad crujiente de lo de adentro
aires tibios que acarician el lienzo
y resquebrajan
el boceto.
Lluvias de lacas que aglutinan
los grises y las sombras
de mis versos
que no vengan el odio con la ira,
de lo vengado
dejadlo en el oleo y no en el sentido
ni en los surcos del alma
que se proyectan al final del punto
y el punto se acerca
a primer plano para quedar en la mancha.
Sueños embarrados
con las huellas de los dedos
creando laberintos
atormentados.
Lascivia alimentada,
con insinuaciones
de tus deseos amorfos
hechos  trazos en el oleo.
Susurro que transgrede la noche
y silencio que hiere la imagen,
sentidos que retuercen los sueños
y matizan la ansiedad
de aires tibios
que quebrajan el lienzo.

Tríptico.
Fiel, infidelidad
a lo compartido,
destrozos de ganas
que pululan
y saturan  la banda  
por donde navegan
los sentidos heridos
y curados en salmuera.
Lastres que se sumergen
buscando lo profundo
y se pierden en la nada.
Unión biunívoca disociada
por intereses foráneos.
Intenciones plegadas
y plagadas
de intenciones adversas.
Desequilibrio del símil,
ofertas de dádivas sentidas
y emociones tergiversadas,
untura de caricias corporales
para saciar las ansias ávidas
y entregarse al cohecho.
Infidelidad escenificada
del doblez de ella, del tuyo
y del mío, donde pasa de todo
y no queda nada.

Penas.
Ahogo
las intenciones bohemias
que vagan entre las botellas,
perseguidas por el ánimo
iracundo de la desesperación
de saberse engañado
por el hilo de otro color,
hilo que no encaja en el tejido
pero punza allá a lo lejos,
donde nada llega.
Estrujo lo que queda de la tela
usada y apartada a un  lado
y escudriño hasta  la fibra
que ha quedado agazapada
entre los dientes
de las malas intenciones
y la regreso a mi
aunque solo me toque
una parte de ella.

Sentimientos adversos.
Arrojo lo que no sirve
y clamo por más
para sentirme
amparado en mis decisiones
aunque equívocas,
pero mías.
¿Por qué me culpas
si no eres escama
del pez que aun nada?
Si la carne verdadera
está herida y todavía aguanta.
¿Por qué juzgas
a las flores si no fuiste
quien les dio color?
Y aunque no tengan mucha
agua, todavía flores son.
Solo me acorralo
porque soy alérgico al polvo
que contamina
y persiste en pasar
por debajo de la puerta
cerrada.

Afecto.
¿Qué me exiges?
si lavas el cuerpo
con un pedazo de  nieve
del Kilimanjaro,
si refrescas la piel
con un trozo de mar
de Bora Bora.
¿Qué pasa? Si fui capaz
de ponerte a Xanadú
a tus pies.
¿Por qué me presionas?
Si hasta el tigre de Bengala
lo he hecho tu mayordomo
y yo me siento tu esclavo,
si te he dado el poder
para cambiar 
el color del cielo
y hasta he pensado
robarme la luna.
No entiendo,  ¿por qué
me abandonas?
irónicas
caricias.

A través de la noche.
Si vuelve a sonar el celular
te juro que lo apago
para no escuchar
la insistencia.
Cuando abras la laptop
encontrarás  huellas  del chat,
del día anterior
y descubrirás horas
de letras invadiendo el intercambio
revolcado de pasiones
con correos mal escritos
y abreviados
por miedo a ser sorprendidos,
para  ti, horas perdidas,
para mi, eyaculación en las letras
y los términos
de ternura en las intenciones,
de zozobras en la distancia
y emociones,
del saber que está ahí
del otro lado
del displey,
nunca entenderás
que el amor rueda
y rebota de un lado para otro,
que nuestro amor
es plasma
que tiene su espacio
y el éter, su ego.

Amanecer.
Ni con un yipies 
encontrarás el rumbo
de tus ganas
que gravitan
para acelerar
la madurez de la cáscara.
Descarta la alquimia
apasionada e ingenua
y deja que el cambio
de coloración
caiga
por su propio peso.
No violentes,
no quieras,
no pretendas,
no estropees el apetito
irreverenciando la postura.
Otra música calará
allá hondo,
otra disco
estremecerá
el escote,
y quizás
no pintes los labios
con el verde
ni el cabello
con tus antojos,
ni habrá alucinógenos
en lo estéril
ni celular
en su concha
ni aipo ocho ni diez
pero seguro estoy
que agarrarás
la luz,
con tus manos.

Pasiones del ánimo.
¿Que pretendes
con adormecer la lengua
y buscar la panacea
en la transmutación
o en el lenguaje exotérico
de la gitana?.
Domina tu tronco
y procura morder otra fruta
donde no esté presente
la idea culebrina.
Intuyo que a la larga
te saldrás con la tuya
y escalarás ríos
y labrarás aguas
y encubrirás tu pudor
en la parte púnica
de tu alma.
Por favor no quiebres,
no curiosees como Pandora
ni exacerbes las pasiones,
no obstruyas tu tiempo
con vagas
insinuaciones
a lo perdido,
no lucres con tu conciencia
algo que nunca
fue tuyo,
aférrate a tus sueños
caminando con los dos
pies sobre el riel.

Obsesión.
Las millas desaparecen
debajo del Cadilac
y tengo que  dejar de pensar en ti
y concentrarme
en el volante.
La velocidad me desahoga
y a tu imagen la cruzan
las líneas amarillas y blancas
del asfalto de la express way.
Tu presencia aparece en la melodía
de la radio, que apago con torpe prisa.
Tu cuerpo lo veo en el retrovisor,
el que acomodo
presionando un botón.
Busco un punto allá
en la proyección de la distancia
y en una valla publicitaria
veo tu cuerpo.
Los stop del autobús delantero
me obligan a  presentar los frenos,
quedando frente al parabrisas
la imagen tuya, riendo.

Aide.
Un Jeta penetra
un motel penetrado.
una mano espera por cien pesos
una habitación nos recibe
con los secretos compartidos
tu y yo desnudos
mirando un condón
que inútilmente nos recuerda   
a una enfermedad
un baño desinfectado
un tv xxx
un espejo testigo de todo y de todos
una mirada indiscreta
a través de algún agujero
queriendo espiar
otro billete de a cien.

Mayra.
Luz resplandeciente
suspendida en el aire
andas, vuelas, escapas,
tus años
eclipsados por mis años
el karaoke
embriagando tu cuerpo
y mi verso,
tu espalda.
Tus ojos colgando de una nube
tu mente estrellada
no sabes dónde,   
el morbo
bañando mis manos
el ritmo
triturando tu tiempo
y tu como si nada
inerte
en el aire,
atrapada
en una nube.

Last dance.
Una gota
tan insignificante
como una gota.
Un pito (marihuana)
solo para probar.
Una disco ’80
sin aun haber nacido.
Donna Summer last dance.
Una suburban
fácil de manejar,   
es automática.
Un narcopadrino
que no elegí –te lo juro-
me lo impusieron.
Un gramo de coca (una raya)
para relajar.
Una anfetamina,
una piedra,
para aguantar.
Un amigo, - bueno -, travesti
no sé bien,
quizás  transexual.
Mi novio, un stripper
que baila en una table dance.
Una margarita,
un Smirnov,
para entonar
Un acto, dos actos,   
que se yo
cuantos actos más,
una galaxia,
un universo,
un mundo,
mi espacio
algo difuso
y desprotegido,
una golondrina
no deseada
un toilettes verdugo
de lo verdugo
repatría
al ave indocumentada,
un libro
doblando campanas
compañía inseparable,
una gota
cayendo en el líquido
de una bolsa,
como único paisaje,
una automática,
fácil de manejar,
una música no escogida
y un CD dañado
queriendo sonar.
Una gota
tan insignificante
como una gota.
Donna Summer
last dance.




Alma desnuda.


b.
aquella noche
toda la noche,
en aquella taberna
de Monserrate,
tú y yo
dentro de una botella
de Habana Club,
nos bebimos a Sinatra
con su my way
besándonos
a nuestra manera,
mientras afuera,
nos esperaba
tu esposo
haciendo
como que leía
la etiqueta.


b.
no solo de santa vives,
ni que fueras pedestal
cuando precozmente
eres hembra
cuando precozmente
eres vieja
con ganas
de exprimir el tiempo
y tenderlo al sol
para contemplarlo
desde la azotea
sentada
con un cigarro en la mano
junto a mí,
y cien pájaros
dentro de tu cuerpo
para tan solo
echar a volar uno.


i.
entramos a la adolescencia
sin darnos cuenta
como cuando
entramos a aquel cine viejo
con olor a feto
y tan oscuro
como la parte
más oscura de tu cuerpo
donde te humedecías
sin yo saber que hacer por ti
y con el nerviosismo
de la acomodadora
alumbrándonos la cara
para hacernos notar
lo prohibido
y fue cuando me pediste un beso
y yo mientras lo pensaba
porque no sabía cómo,
tú, ganada por la impaciencia
gritaste ¡abre la boca coño!
ni para el público
ni para mi
nunca fuiste
tan inocente.


m.
con desenfado,
te apoderaste del cielo
para pecar
debajo de la mesa
la que sostenía
un cenicero,
un cigarrillo
consumiéndose
hasta el filtro
un ron burlándose
de la botella
medio vacía
medio llena
un portafolios
espiando nuestras posiciones
y una Celine Dion
de cómplice
con nosotros,
con su Titanic,
a punto de penetrar
el mar cálido
cuando un témpano
tocó a la puerta.


a.n.
quebraste la noche
con tu cuerpo desnudo
y yo, de pie y desnudo
en medio de la noche
a un lado de la calle
haciendo el amor contigo
debajo de aquel aguacero
¡Cómo tiemblan las piernas
delante de las miradas inocentes
de los niños!
Sólo eso éramos.


a.
damisela silvestre
con ganas reprimidas
pájaro con las alas atadas
al cuerpo desnudo
¿por qué depilas tus cejas
pintas tus labios
perfumas tus axilas
si a flujo vaginal hueles?
echa tus ganas a volar
damisela silvestre.


a.
un Jeta penetra
un motel penetrado.
una mano espera por cien pesos
una habitación nos recibe
con los secretos compartidos
tu y yo desnudos
mirando un condón
que inútilmente nos recuerda
a una enfermedad
un baño desinfectado
un tv xxx
un espejo testigo de todo y de todos
una mirada indiscreta
a través de algún agujero
queriendo espiar
otro billete de a cien.


e.
como observé tu cuerpo
con los ojos de mi mente
como te vi desnuda
sin desnudarte
como hice el amor contigo
tantas veces
sin hacerlo
como besé tu
pierna y tu muslo
hasta el canto de la mezclilla
donde comenzaba tu nalga
sin nunca haberte dado un beso
como me dolía
que me hablaras de tu novio
hasta te celé de él
y de mis amigos
sin ser mía
como te amé en silencio
(porque el silencio sabe ocultar el amor
durante un buen tiempo)
y sin tú, nunca saberlo,
durante todo ese tiempo
en silencio
fuiste mía.


l.
dónde estás?
acaso refugiada en los años
negados tantas veces
hasta que te lo creíste.
o perdida
con mis veinte
en la soledad
de tus carnes flácidas
o en el polvo de tus huesos.
A veces te veo
con el pelo largo y negro.
A veces toco tu cintura
de la que dudaste
por tanto tiempo
si era tuya.
A veces huelo
tu olor maternal
tus consejos
que nunca
me interesaron.
Dónde estás?
acaso conmigo
sintiendo
el dolor de tus años,
aquí en mis huesos.




Prohibido.


Acapulco es la luna
con una cara brillante
y la otra oscura,
cuando niño
le pedí la luna a mi padre
y ahora que la tengo
no sé qué hacer con ella.
Acapulco tiene calles
de arco iris
y callejuelas
con olor a miedo,
noches donde llueve,
cerros como testigos
donde una perra ladra,
una rana croa,
un miedo a alguien que mata
donde tú y yo solos.
Tú desnuda,
sentada en la cama
conversando con la sábana
húmeda como el cuerpo
y estrujada como el alma
ya no recuerdo tu nombre
porque siempre
me fue prohibido
Acapulco es la luna
eclipsada sobre la playa.


m.
luz resplandeciente
suspendida en el aire
andas, vuelas, escapas,
tus años
eclipsados por mis años
el karaoke
embriagando tu cuerpo
y mi verso,
tu espalda.
Tus ojos colgando de una nube
tu mente estrellada
no sabes dónde,
el morbo
bañando mis manos
el ritmo
triturando tu tiempo
y tu como si nada
inerte
en el aire,
atrapada
en una nube.


a.
la luna,
la cabaña,
la corriente del río
arrastrando
nuestra semejanza,
en un agua adolorida
por quejidos
de montañas
entre unas piedras
temerosas
engendraste
la soberbia silvestre.


r.1.
casta gota
caída en mis manos,
en mi pecho,
en mi boca, con hambre,
hambre de sueños
con fantasías que cabalgan
enfrentadas a mi demonio
obsesivo con la espada.
Olor a escándalos,
a rituales,
fogata inocente que expira.
Muñecas
que aun te reclaman.




r.2
Más que nunca
me acuerdo de tu nombre,
de las sábanas
que cubrían las letras
y los cuentos aburridos
de las visitas en tu casa,
de los pisos
y poemas duros
que las justificaban,
de tu experiencia ganada
y compartida
con tantos otros
que habían tapado el frío
con las letras
y los cuentos
de tu sábana.


f.
obesa la idea
que te creíste,
espejo de bruja
obsesionada.
Senos agresivos
incrédulos a tus fantasías
ángeles que rumoran
tus andanzas,
gritos de duendes
que te ocultan,
musarañas que te atrapan.
sábanas que se mueven
y no en tu mente
humedad que te delata
por la mañana.
Con tu mirada caída
hecha añicos
estás de vuelta en la casa.


e.
estrellla del oriente
caída en mis manos
entre los artificios
de un puerto apretado
y bullicioso
por un final de año.
Vía crucis de fronteras
en tus partes
y en tus sueños,
laberintos que lastran
caminos de tu alma,
esfuerzos que desgarran
la existencia,
misterios orientales,
llantos que se esparcen
por las montañas
junto a los deseos febriles
que no alcanzas.
Yo?, aquí.... junto a ti,
separado solo por los
laberintos que lastran
los caminos de tu alma.


c.
ni que virgen fueras
sin importarte todo
sin interesarte nada,
solo con el ego
afiebrabas
la cama
haciéndome prisionero
de la soberbia lasciva
haciéndome débil
con tu jactancia
aborrecida por la existencia
del paralelismo de mi mirada
que converge
donde todo se acaba,
irreal forma
para decirme que me amas
ingenua madurez
erótica,
incredulidad
de tus palabras,
poses ficticias
de Nefertiti
con arrullos venidos
del Sahara.


i.2
Mi amor blanco
como el vestido de tus xv
cuando pusiste la noche
bajo tus pies para
lucir bella
y me sacaste a bailar
sin yo saber como
y a pesar de la pena
lograste que me moviera.
Cuan ridículo
me habré visto entre las gentes!
-nervioso?
Te dije no, con un movimiento
de cabeza,
a pesar de que mis
manos de hielo
decían lo contrario.
Y fui yo quien rompió
la copa y me sentí más
Feliciano cuando me dijiste
que me amabas y hasta casi
me obligaste a darte un beso
y te di el beso y después fue
que pregunté por mi amigo
el que ya no te importaba,
dormí feliz,
también había sido mi noche.
Hasta por la mañana.
Te enteraste?
preguntó mi madre.
Irasema se fue con su tío.


b.
apretabas la noche
entre tus brazos
para no dejar escapar
el sonido de los tambores
mezclado
con el olor de la cerveza,
con los fuegos artificiales
arañando al cielo,
tú, reina de las carrozas,
yo, príncipe heredero
de tus sueños
bellezas de tan pocos años
que ahora quedan
en los recuerdos
y los atrapas en el aire,
apretándolos
contra el cuerpo.




Anorexia.


Abre el cielo
con el filo del verso
y atrae al mundo
y hazlo posar
sobre las palmas
de tus manos.
Desgarra la humedad
de las sábanas
y agrieta el deseo,
atando pájaros
y cuélgate de su vuelo
sin averiguar
dónde
o camina
con un pedazo de luna
entre las piernas
y alumbra tus ganas
que como espirales
giran hasta agotar el viaje.
Abre la puerta
y búrlate del espejo
que quiere
distorsionar tu imagen.
Araña la incongruencia
de tus sentidos
y despista
al forastero bribón.
que agrieta tu luna.
Expulsa,
lo que no tiene sentido,
y transfiere
tu imagen que refleja
la flacidez real
y delatora
de la autoestima
minimizada,
carcomida
por tantos
sentimientos adversos
escapados de los libros
y asentados
en los pliegues
del alma.
Acusa a ese farsante
mago de la imagen
que temeroso,
al filo de tu verso,
se inclinará ante ti.




Orgasmo.


La desnudez
la haces a un lado
cuando cuelgas los olores
y reclamas a los dioses
el orgasmo deliberado,
mezquino y muchas veces
fingido e intrigante.
Deseos mal traducidos,
ganas apócrifas
e intoleradas.
Cara desaliñada,
cabellos revueltos y
cosméticos fuera de lugar,
pidiendo a gritos
las poses
de las miradas rotas.
Duendes
que te llevan al cielo
mansedumbre
que cosquillea
la parte baja del vientre.
Asomo por la ventana,
de otro día,
copas de árboles
que penetran
burlado los olores
del mar quieto.
Pájaros que estiran las alas
antes de rayar el cielo,
hojas que se arremolinan
queriendo
menguar los causes
de los ríos.
Cuando cuelgas
la desnudez,
y haces a un lado los olores,
toleras el orgasmo,
como fuerza descomunal
de la que tanto se habla,
mistificada y exagerada,
derrame de azogue
inatrapable entre los dedos,
falacia una y mil veces visitada,
sicofroidiano frustrado,
encrucijada reprimida,
plegaria levitando
de forma ficticia
con ganas como
espumarajos
retorcidos
y esparcidos
al aire viciado.
Honda
lanzada contra
la meta goliáctica
sopesada
del glandiolo eréctil
que escarba la desnudez
cuando la haces a un lado
colgando olores
y reclamas a los dioses
el orgasmo tan deseado.


I.-
Aullidos de bestia salvaje
que agrietan la noche
y rasguñan
el silencio de la floresta,
bañándola con celos
envenenados,
por células
descompuestas,
que fluyen hambrientas
convidando al rito
deseado de la naturaleza.
Liberación de emociones
lujuriosas
como saetas
surcan al cielo
y penetran
en la carne elegida.
Sentimientos antagónicos
encontrados y puestos de
acuerdo
en la convergencia
de un punto,
Gritos de bestia
domesticada,
doma de arrullos
vibrantes
sobre espirales
equilibradas.
Expansión del cielo
conciso y oprimido.
Leyes de fuerzas
Domadas.
Rebeldía
desmedida
del deseo,
ego
acorralado entre las piernas
lamiendo los caprichos
soberbios emanados
del cuerpo
que alimentas.


II.
Manadas libertinas
maúllan por dentro
y exacerban la locuaz
impertinencia
cuando se aboca
el delirio salvaje
de la jungla.
Hormonas desorbitadas
friccionando unas con otras,
creando matrices aladas,
energía liberada
del movimiento
velocidad compactada
de la adolescencia,
incredulidad de los mitos,
hozar, estrepitoso
y hambriento
del triángulo bermudiano
en busca del sostén
y el maná caído del cielo
como recurso afortunado
incitando a las manadas
libertinas que maúllan
por dentro y exacerban
la locuaz impertinencia
cuando se aboca
el delirio salvaje
de la jungla.